viernes, 29 de mayo de 2009

Los 10 mandamientos (ambientales)


Si crees en Dios, crees en la naturaleza. Si vas a la iglesia, entonces, ¿por qué no reciclas?, ¿por qué no piensas en lo que consumes antes de comprarlo?, ¿por qué no te preocupas en cómo tu estilo de vida influye en el ambiente? No cuidar el Planeta es un pecado...

Los 10 mandamientos (ambientales):

1. Amarás a la naturaleza sobre todas las cosas.
2. No usarás la palabra reciclar en vano.
3. Santificarás la siembra en nombre de un mejor futuro.
4. Honrarás a la Madre Naturaleza.
5. No matarás las especies en peligro de extinción o aquellas que al matarlas se afecta el ecosistema.
6. No cometerás actos impuros que afecten el calentamiento global.
7. No robarás los corales.
8. No darás falso testimonio ni mentiras de que cuidas el ambiente cuando en verdad no lo haces.
9. No consentirás pensamientos ni deseos impuros a la hora de botar algo al zafacón.
10. No codiciarás los bienes materiales que contaminan el ambiente.

*Esta versión de los 10 mandamientos no pretende ofender a los puristas.

sábado, 9 de mayo de 2009

Plástico


PET. Cuando ves estas letras lo más probable piensas en una mascota peluda y cariñosa. Sin embargo, PET son las siglas que definen a uno de los depredadores más temibles del planeta terráqueo: el plástico.

La ensaladita ‘light’ que te comiste en uno de esos restaurantes de comida rápida; el limpiador que utilizas para sacar las muestras descompuestas del inodoro; la Coca Cola efervescente que bebes para estimular las glándulas salivarias o para, simplemente, mezclarla con ron, con el fin de liberar a Cuba; el champú que te ayuda a aquietar a los pelos rebeldes en el tope de la cabeza; el ‘ketchup’ que cuando lo aprietas produce un sonido casi intestinal antes de colocarlo sobre un pedazo de carne a la barbacoa. ¿Qué tienen en común? Que casi todos los envases en donde vienen estos productos de suma necesidad –y con esto me refiero sólo al Cuba Libre, en especial después de un día ajetreado– están hechos de plástico PET, o polietilen tereftalato, como se le conoce de manera científica.

Vale la pena aclarar que el plástico no es malo, pues gracias a este material es que podemos tener ciertos productos, no solo comestibles, sino médicos, como las mascarillas de oxígeno y las inyecciones, entre otros. Así que, en algunos casos, podría admitir que el plástico no es el enemigo. Los adversarios somos nosotros, los seres humanos. ¿Quiénes tienen las culpa de que el plástico esté en la lista de los 'most wanted'? Tú y yo –por desecharlos de manera inapropiada por décadas–, las compañías que utilizan empaques excesivos para vender sus productos, y los lugares que usan plásticos dañinos para colocar comidas, como el ‘wrap’ que usan los supermercados para cubrir las carnes crudas.

Aunque a veces hago estupideces a la hora de desechar los plásticos, y luego no puedo ni siquiera dormir por el ‘guilty conscious’, trato –y enfatizo la palabra ‘trato’– de estar pendiente de qué compro y qué haré si lo compro. Por ejemplo, ayer almorcé una ensalada envuelta en delicioso plástico número 1. No boté el envase, como lo hace un 90% de las personas. Lo guardé para tirarlo en el zafacón de reciclaje de mi hogar, y no para reusarlo, pues el PET –o sea, el plástico #1 (el número está siempre en la parte inferior del envase, acompañado del símbolo de reciclar)– es poroso y absorbe bacterias que no se pueden eliminar con la limpieza.

Para que conozcas más acerca de los plásticos, los que se pueden reusar y los que no, los mejores para reciclar, y los que debes evitar a la hora de colocar tu comida, te resumo unos datos del Green Guide, de National Geographic.

LOS TIPOS DE PLÁSTICO, SEGÚN SUS RESINAS:

LOS QUE DEBES COMPRAR...


#2 HDPE, #4 LDPE and #5 PP: Estos tres tipos son tus mejores opciones. No transmiten químicos en la comida y son reciclables. El # 2 es aceptado en su mayoría por los programas de reciclaje de los municipios, pero el #4 y el #5 son más difíciles para reciclar, pues no hay muchas compañías que lo trabajen.

#1 PET: Es ideal para un solo uso y es aceptado por la mayoría de los programas de reciclaje de los municipios. Evita reusarlos, pues son difíciles de limpiar, y por ser tan porosos, pueden absorber sabores y bacterias que no se pueden eliminar.

PLA: Estos plásticos están hechos de materiales renovables como el maíz, las papas y la caña de azúcar. No se pueden reciclar, pero se pueden utilizar para composta, con algunas restricciones.

LOS QUE DEBES EVITAR...


#3 PVC: Se usa con frecuencia para cubrir las carnes del supermercado. Este plástico contiene químicos que interfieren con el desarrollo hormonal y, tanto en su manufactura como en su incineración, liberan dioxinas, un carcinógeno potente.

#6 PS: Los famosos vasos y envases de comida ‘take-out’ que están hechos de ‘foam’ (PS) pueden también transmitir carcinógenos a la comida.

#7 PC: Este plástico que, desafortunadamente, se usa para crear los biberones y los ‘coolers’, se asocia con problemas cardiacos y obesidad en los seres humanos. (‘No wonder I’m fat…’ je,je)

OTROS CONSEJOS…


• No calientes comida en envases plásticos, solo en los que son de cristal y/o de cerámica.
• Corta un pedazo de la carne que queda expuesta al ‘wrap’ de PVC que suelen poner en el supermercado.
• No guardes alimentos con grasa –como carnes y quesos– en plásticos.

Bueno, y después de leer esto, podemos llegar a la conclusión que es muy problable que todos estamos jodidos y que tenemos cáncer. Pero, la idea de darte esta información no es crear paranoia, sino conciencia.

Tengo que finalizar con este pensamiento que tuve al escribir esta descarga brevísima acerca de Mr. Plastic. Pues en el ‘mini research’ descubrí un aspecto positivo del plástico, que pienso debemos copiar. Según la Real Academia Española, un plástico es “un material que puede cambiar de forma y conservar esta de modo permanente”. Por lo tanto, seamos como un plástico: cambiemos nuestra forma de pensar y de actuar, y conservémosla de manera permanente para que Puerto Rico no se quede tan atrás en el cuidado del ambiente como se encuentra en la actualidad.

Así que, no te quedes ‘estoquia’ó’ en el pasado. Ya es hora de que cambies la manera en que compras, te deshaces de y/o reusas tus plásticos. La Isla no puede esperar...

jueves, 19 de febrero de 2009

San Valengrín


Tal vez estoy un poco tarde para escribir esto, pero lo tengo que expresar de todas maneras.

No tengo nada en contra de San Valentín, ni del conejito de Easter, ni con todos esos “dioses” pertenecientes a la mitología consumista. Incluso, no puedo negar que hay aspectos que me atraen de estas festividades como: nos sacan de la monotonía, le dan un “highlight” al mes en que se celebran, une a las familias, promueven valores positivos y dejan en ocasiones recuerdos imborrables. No está mal salir de las realidades cotidianas y escapar de vez en cuando a un mundo de chocolates, florecitas y colores. Al fin y al cabo, como dicen por ahí, ¿a quién le amarga un dulce?

Lo que me hace cuestionar estas celebraciones – y aquí es que viene DJ Ke-jas a “mixear” para tratar de encontrar el balance – es el hecho de que la gente se “ha comido el cuento” de que hay que hacer lo que se "supone" que se haga durante ese día. Me explico: ¿adivina cuántos carros con peluches y flores para vender ví en la calle durante el fin de semana de San Valentín? Pues no sé, pero ¡un montón! No está mal que la gente trate de buscar una manera de ganar un dinerito en medio de esta crisis. A esos los entiendo un “chin-chin”. Son los que se paran a comprar los peluchitos y los hermosos “bouquets” los que parecen ir como zombis flechados por Cupido Capital(ismo). A éstos, a quienes perdono porque la sociedad es culpable de sus cegueras, los invito a despertar de las catacumbas del materialismo desenfocado. A ver, ¿en dónde está el peluchito que regalaste en el 2000? ¿Y el del 2001? Y así sucesivamente… ¿En la basura? ¿Guardado en un clóset? ¿De “roommate” con los ácaros?

Para que tu San Valentín – y otras festividades – sea un poquito más “green”:


Evita regalar objetos “desechables”
. Con esta palabra, me refiero a las cosas que uno dice: ‘¡ay, qué lindo’, y que después de unas semanas dice: ¡ay, qué estorbo! ¿Por qué? Porque, usualmente, esos accesorios terminan en el zafacón.

Regala flores locales
. En vez del “bouquet” tradicional, obsequia una planta que la persona pueda mantener en su casa por el resto de su existencia. Procura que la persona a quien le regalas tenga un lugar y el tiempo para cuidarla debidamente. Evita comprar plantas que no sean autóctonas, pues a veces necesitan de un cuidado especial. Además, lo de aquí , ¡es mejor!

Invita a cenar. Ya sea en un restaurante o en tu casa, es mejor gastar el dinero en una comida especial que en un detalle eco enemigable.

Si tienes que regalar…
Entonces, aprovecha la ocasión para regalar algo que esa persona le dará uso o se comprará de todas maneras. Puede ser un jabón, una crema, una vela, un masaje, unos chocolates; “you name it”. Lo importante es que te fijes también en su envoltura, pues a veces los productos vienen empacados con demasiados plásticos.

Utiliza las e-cards
. Ésta es la forma más moderna de decir “te quiero”. ¿Para qué gastar dinero y papel en un tarjeta de amor si puedes eviarla gratis a través del correo electrónico?

Opta por un empaque eco amigable. Envuélvelo todo en papel de cartón o en cajitas de papel reciclado. Procura no escribir en la envoltura, para que la persona pueda reusarla.

A mis madres queridas…
¡Dígale no a las tarjetitas! Sí, esas en las que sale un personaje famoso y dicen: “Para: fulano, De: sutano”. Seamos más creativas y evitemos el uso innecesario de papel.

*Voy a pensar en otras cositas “green” para Easter, pues detesto los huevitos de plástico. ¡Les aviso!

FOTO: Del fotógrafo Yann Arthurs-Bertrand

domingo, 1 de febrero de 2009

Recycling = Art

viernes, 23 de enero de 2009

La crisis económica: ¿positiva?



Para muchos, los lujos se quedaron a un lado. Estrenar una camisita nueva no pasa con tanta frecuencia, al igual que deleitar el paladar con una cena rica de un restaurante “gourmet”.

Yo soy de esas que pueden vivir sin unos zapatos Prada y hasta sin una cartera Coach de Chinatown. Sin embargo, el lujo que más me duele sacrificar es el de probar las delicias de un buen chef y el de hospedarme en hoteluchos de pueblos variados de mi isla. Pero, de esto no se trata esta nota, aunque encuentro relevante el dejar claro que a mí, como a todos, me duele el estancamiento económico, o mejor dicho, la zambullida del dólar.

Ahora, con esto mencionado, tengo que admitir algo que podría sonar muy atrevido. Con el pasar de los meses me he encariñado de esta crisis económica. (Esto no lo puede decir una persona que no puede pagar su casa, pero ese, afortunadamente, no es mi caso). Mas bien, la relación entre la crisis y yo es una de “love & hate”.

¿Por qué “love”? Porque siento que dentro de lo malo, siempre hay algo bueno. Y, en este caso, lo bueno recae sobre los ajustes que cada uno hace para recortar sus gastos. Precisamente, por medio de estos sacrificios, tal vez muchos, como yo, se han percatado de que hay cosas que de veras no hacen falta. Los lujos son buenos y, cuando se tiene dinero, no hay nada malo con disfrutarlos; lo que es dañino es el exceso de las "necesidades". ¿Para qué tener 10 pares de zapatos negros, si dos o tres son suficientes? ¿Entiendes?

Es el momento idóneo para que aquel o aquella que compraba por diversión se detenga y reflexione. Hay muchos que lo están haciendo, pues no pueden continuar entre deudas. Aquí es que viene mi punto, el cual me hace pensar que entre la oscuridad de la crisis se cuela un rayito de positivismo. Detener la compra exagerada, velar por excederse al utilizar la electricidad, evitar gastar gasolina en vano, entre otros, son algunos de los comportamientos que muchos puertorriqueños llevan a cabo porque la crisis se los exige, con excepción de aquellos que le venden el alma al diablo, a Master Card y a Visa.

Mi “amor”, o respeto, por la situación económica tan difícil que vivimos surge de esos comportamientos racionales que se inclinan hacia lo “green”. Yo sé que la gente no deja de comprarse más Crocs por ser “green”, pero, en verdad, no me importa. Por fin, hay quienes hacen ajustes en sus vidas que son necesarios (algunos, no todos), incluso cuando la economía está en todo su apogeo. Si es para ser “green” o para guargar los papelitos “greens”, qué más da. Pretender que lo hagamos únicamente por amor a "Mother Earth" es un concepto que, desafortunadamente, sólo algunos “hippies” llevan a cabo.

Con esto dicho, quiero mencionar sólo algunos de los ajustes que hago que son “green”, pero que lo hacen muchos (y en eso me incluyo) para ahorrar ante el reto económico. Ojalá, en un futuro, esta crisis nos ayude a valorar lo que es en realidad importante y a saber escoger cuáles son las verdaderas necesidades, no aquellas creadas por los medios de comunicación, la publicidad y los “compulsive buyers/trendsetters”, o peor aún, sus “wannabes”.

Ante la crisis, ¡piensa verde!
  • Utiliza un abanico de techo en vez del acondicionador de aire. Para que esto te funcione y no te levantes en un charquito de sudor, báñate antes de acostarte, utiliza una sábana liviana para arroparte y abre las ventanas . Claro, no tiene que ser todas las noches; no tenemos que ser tan radicales de inmediato; el cambio puede ser gradual. Además, en verano es otro cuento, pero hay días en que se puede… “trust me, I’ve done it”.
  • Siembra especias. A mí me encanta cocinar con albahaca, cilantro, perejil, orégano, cebollín, espinaca, tomate y pimiento. Haz un huerto y siembra estas especies y vegetales. Se dan superfácil, sólo tienes que darles el cuidado adecuado. Así te ahorras dinero y tiempo, pues no tienes que salir al colmado a comprarlas. Y, a la vez, disfrutas de estos "home grown products" y de salir a tu balcón o patio a buscarlos. Además, es orgánico y gratis. "What a match!"
  • Organiza tus diligencias en la calle para que puedas hacer una ruta. O sea, no guíes al mismo lugar varias veces en la semana, a menos de que sea necesario. Antes no me programaba, y podía guiar 20 minutos para ir a una misma área, en varias ocasiones de una misma semana. Ahora trato de organizar mi agenda de la semana de acuerdo con los lugares que tengo que ir, y escojo un día para hacer todo lo que tengo que hacer en ese espacio o perímetro. Créeme, ahorrarás un poco de gasolina y tiempo.
  • Pon un tendedero en el patio de tu casa, incluso en el balcón, si es que vives en un apartamento. La secadora gasta muchísima electricidad , así que te ahorrarás un montón. Comienza con la ropa interior, las medias y cierta ropa de tela liviana, así el cambio no será tan abrumador para tu estilo de vida. La ropa queda más tostadita, pero tiene con la buena vibra del sol ; ). Además, la "tostaera" se le va tan pronto te la pongas y empieces a caminar.
EN LA FOTO: Especias y nuestro arbolito de china straight from Adjuntas, Pororico. ¡Gracias por la chinas Ventura!

miércoles, 7 de enero de 2009

Mi vida en verde


Debo confesar que tengo la mente verde. No hablo de esa mente que provoca pensar en el placer venéreo. No, no creas que soy una enferma sexual… Me refiero a una manera de pensar y de actuar.

Simplemente, esto de ser “green” me atrae mucho. No sé por qué, pero todo lo que tiene que ver con el reciclaje, con cuidar el medio ambiente y con evitar las huellas de carbono, tocan mi fibra humana. Tal vez, en otra vida fui una botella de plástico desamparada en medio de un pastizal y experimenté un trauma después de pasar 300 años viendo gusanos, tierra, grama y cuerpos descompuestos a mi alrededor. Sea lo que sea, tengo una conciencia ambiental que parece estar integrada en mi “chip”.

Desde hace unos años, reciclo en mi casa, reuso el papel de la oficina, boto la basura en bolsas de supermercado, vuelvo a usar los contenedores plásticos en los que vienen los alimentos y heredo juguetes para mi hijo –en vez de salir como una desquiciada a Toys-R-Us para comprar el último Elmo (que no me extrañaría que el próximo se ría y se orine encima de la risa, literalmente, porque Tyco se dio cuenta de que puede vender pañales para este muñeco peludo, ganar más dinero y, por supuesto, crear más basura).

Sin embargo, hace poco, estaba en una cafetería y ordené una botella de agua y una de jugo. Cuando fui a tirar la basura en el zafacón, de manera automática, me detuve y, por primera vez, experimenté un cargo de conciencia nuevo. Me pregunté: ‘¿Cómo voy a hechar ambas botellas plásticas en un zafacón de basura?’. Me imaginaba a las dos botellas diciéndose entre sí: ‘Mira esta hija de su madre como nos manda al vertedero. Ojalá vuelva a reencarnar en una de nosotras’. Me sentía como si me hubiesen mandado a identificar a un criminal y hubiera señalado al inocente. En fin, desde ese momento, procuro llevarme los plásticos conmigo, aunque se queden por dos semanas en mi carro, creando una colonia de organismos nuevos (lo cual es “green” también, ¿no?).

Hago este cuento y lo más probable piensas que soy superdisciplinada con esto de la conservación del medio ambiente y que ando con camisetas que dicen: ‘Peace, Love & Recycling’ o ‘I’m a Tree Hugger’. Para nada, no soy ambientalista, ni trato de serlo; soy una ciudadana consciente. Pero, hay algo que no me permite decir que soy 100% “green” y es que no lo soy, pues, por más que trate, soy víctima de una sociedad que vive rápido, que lo que busca es lo fácil, que prefiere botar y volver a comprar, que consigue baratillos y los compra sin necesidad de hacerlo.

Entonces, ¿cómo lograr ser ‘verde’ si las herramientas para hacerlo no están tan accesibles?, ¿cómo evitar el plástico, casi todo viene en envase hechos de este material?, ¿cómo eliminar las huellas de carbono, si tengo que guiar más para llegar a la parada de tren que para llegar a mi trabajo?, ¿cómo enseñarles a los niños, si la mayoría de las escuelas no tienen contenedores para reciclar?, ¿cómo evitar los pañales, si tengo que trabajar y no me da el tiempo para lavar culeros?, ¿cómo lograr ser “green”, si vivimos en una sociedad de consumo excesivo?

Estoy en la búsqueda de dejar a un lado las excusas y de actuar. No obstante, no es tarea fácil, pues si viviera en un monte con mi vaquita, mi palito de chinas, mi gallinita y con todas esas cosas que compro en el supermercado, entonces, se me haría mucho más fácil ser “green”. Pero, es una realidad que nuestro estilo de vida no es el mismo que antes. Hasta el jíbaro compra en Costco y lo peor de todo es que el camión de reciclaje no sube el monte para recogerle la basura a Doña María, quien vive en el barrio Peña Pobre de Naguabo.

¿Qué puedo hacer? Lo mismo que tú… Seguir creando conciencia, pero sobre todo, actuar, exigir, motivar y espacir un mensaje que contagie cada vez a más personas para que, antes de reciclar, puedan hacerse estas preguntas: ¿lo necesito?, ¿qué haré con este producto cuando se acabe o cuando no lo necesite más?, ¿alguien me puede prestar lo que busco para no tener que comprarlo?, ¿puedo volver a usar el envase y evitar echarlo al zafacón?, ¿a dónde va la basura que hecho en los contenedores de reciclaje?, etc.

Tal vez una conciencia “green” no sea tan “hot” como una mente verde, pero, sin duda alguna, tiene mejores efectos… y no contagia STD’s.

EN LA FOTO: Nuestro arbolito navideño "green".